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El Cementerio Arqueológico de Tutuquén, ubicado en la comuna de Curicó, Región del Maule, es un sitio de excepcional importancia para la arqueología de Chile y Sudamérica. Descubierto en octubre de 2005 durante las obras de reconstrucción de un retén de Carabineros, este yacimiento ha revelado evidencias de una ocupación humana que se remonta a más de 10.000 años, convirtiéndolo en uno de los cementerios más antiguos registrados en Chile. Su estudio no solo ha reconfigurado la comprensión del poblamiento temprano en el continente, sino que también ha ofrecido una mirada profunda a las culturas que habitaron el Valle Central de Chile a lo largo de milenios.
El descubrimiento en Tutuquén, que abarca aproximadamente 400 m2, se realizó siguiendo la ley N° 17.288, que obliga a informar al Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) sobre este tipo de hallazgos. Las excavaciones, llevadas a cabo en dos etapas entre 2005 y 2006, fueron coordinadas por el Consejo de Monumentos Nacionales. Durante estas, se recuperaron restos humanos correspondientes a 42 entierros funerarios, además de otros restos esqueletales superficiales que sumarían al menos tres individuos más. Lo notable de Tutuquén es su “profundidad cronológica”. El sitio fue utilizado de forma continua desde el 8.000 a.C. hasta el 1.000 d.C. aproximadamente. Esta extensa secuencia de ocupación permite a los arqueólogos estudiar la evolución de las prácticas funerarias, la adaptación al entorno y las interacciones entre distintos grupos humanos a lo largo de un período de más de 10.000 años antes del presente.
Los restos más antiguos, datados en 10.570 años antes del presente (AP), sitúan a Tutuquén en el Período Arcaico de Chile Central, y posiblemente en los momentos finales del Paleoindio. Esta continuidad en el uso del espacio funerario, incluso por diferentes culturas, resalta la importancia simbólica del lugar a lo largo del tiempo.
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El Cementerio de Tutuquén evidencia la presencia de grupos cazadores-recolectores durante el Período Arcaico, y posteriormente, de grupos horticultores durante el Período Alfarero, todos utilizando el sitio con propósitos funerarios. Las excavaciones han permitido identificar al menos cuatro ocupaciones sucesivas. El sitio, descrito como un “lomaje monticular de forma alargada”, fue en parte “levantado” artificialmente por la acumulación de sedimentos y cenizas, un proceso que probablemente ocurría con cada inhumación, configurando su morfología y estratigrafía particular.
Los análisis de los materiales recuperados, que incluyen objetos líticos, cerámicos, óseos animales, malacológicos (restos de moluscos) y micro-restos vegetales adheridos a vasijas, han proporcionado una rica información sobre la vida de estas comunidades. A pesar de que la evidencia de basuras domésticas no es abundante, su presencia indica que el espacio no se utilizó exclusivamente para los entierros, sino que también hubo otras actividades sociales en el sitio.
Los estudios bioantropológicos de los 42 entierros han revelado datos cruciales sobre la dieta, las enfermedades y las características genéticas de los individuos. Los análisis de isótopos estables de carbono y nitrógeno en los restos óseos han permitido reconstruir las preferencias alimenticias, distinguiendo, por ejemplo, el consumo de alimentos de origen marino y de plantas cultivadas como el maíz. La variabilidad de cráneos encontrados, dolicocéfalos y braquicéfalos, sugiere la posibilidad de que diferentes culturas, no necesariamente relacionadas entre sí, ocuparon el lugar.
Las prácticas funerarias en Tutuquén se alinean con las tendencias generales de Chile Central. Durante el Período Arcaico, se observa una relación con el espacio a través de prácticas funerarias, como se ve en el sitio Cuchipuy, también usado como cementerio desde el 6.000 a.C.. Además, se ha notado una similitud con otros sitios con túmulos funerarios en la zona central, lo que sugiere una práctica social generalizada. Estos montículos funerarios, elaborados artificialmente, a menudo contenían restos de animales terrestres, vegetales y recursos marinos, así como instrumentos líticos.
En el Período Alfarero Temprano (300 a.C. a 900-1000 d.C.), la incorporación de la alfarería y la aparición de la horticultura marcan un cambio progresivo de la caza-recolección a la producción de alimentos. Los grupos culturales como Bato y Llolleo coexistieron en esta región. Mientras que el Complejo Cultural Bato se caracterizaba por entierros con escaso ajuar y ausencia de ofrendas cerámicas, el Complejo Cultural Llolleo mostraba una mayor complejidad en sus prácticas mortuorias, incluyendo urnas cerámicas para niños, entierros directos para adultos y ofrendas de vasijas, collares, manos de moler y piedras horadadas.
A pesar de la inestimable información que Tutuquén ofrece, el sitio ha enfrentado desafíos significativos. El prólogo del documento resalta que los restos culturales desenterrados han pasado por un “acucioso proceso de catalogación y conservación”, siendo preservados y custodiados en el Museo Regional de Rancagua. Esta institución cumple con los estándares requeridos para tal fin y permite el acceso a investigadores. Sin embargo, el yacimiento ha sufrido alteraciones antrópicas, como la construcción de un camino pavimentado y las sucesivas demoliciones y reconstrucciones del retén de Carabineros. Se documenta que en 1985, durante obras de reconstrucción del retén, se exhumaron 37 individuos, cuya información es escasa en la actualidad. Afortunadamente, se logró el “salvataje de la parte alterada del sitio”, y la porción restante pudo ser conservada gracias a la reubicación del retén de Carabineros.
La publicación del Consejo de Monumentos Nacionales, de la cual forma parte el documento, busca compilar y analizar el trabajo realizado en Tutuquén, convirtiéndolo en un material de estudio crucial para la arqueología y un elemento de conocimiento y difusión para profesionales de la educación y el público general. La importancia de Tutuquén no solo radica en su antigüedad, sino en su capacidad para ofrecer un panorama detallado de las formas de vida, creencias y uso del territorio de los antiguos habitantes de Chile Central, conformando un legado cultural fundamental para el país. El desafío actual es continuar difundiendo y poniendo en valor este y otros sitios de Chile Central, en colaboración con las instituciones y la sociedad organizada.
FUENTE: Correa Girrulat, I., & Carrasco Lagos, C. (2017). Tutuquén: Vestigios de los antiguos habitantes de Chile Central (Serie N° 02 Monumentos Nacionales de Chile). Consejo de Monumentos Nacionales de Chile.